Confesión de un femicida: “Vengo a entregarme, maté a mi exmujer”
Angel Enrique Juárez, un panadero de Ucacha de 66 años, podría recibir la pena máxima hoy si la Cámara Segunda del Crimen de Río Cuarto lo encuentra culpable de homicidio calificado por el vínculo y por violencia de género.
El tribunal, integrado por un jurado popular y por los jueces técnicos Emilio Andruet, Carlos González Castellanos y Pablo Bianchi, no tiene dudas sobre la autoría del crimen porque el propio Juárez se entregó en la comisaría de Ucacha el 29 de septiembre de 2017.
Ese día, a las cinco de la tarde, llegó a la Policía un hombre con las ropas ensangrentadas y con el cuchillo que minutos antes había empleado en contra de Analía Gómez, una mujer de 35 años que se ganaba la vida cuidando ancianos.
-Vengo a entregarme, acabo de matar a mi exmujer -fue la frase con la que Juárez sorprendió a los agentes de Policía Leonel Gambone y Gerardo Libra.
Los dos uniformados ayer integraron la lista de testigos en el juicio y ratificaron que la confesión del homicida fue espontánea y no ofreció la mínima resistencia cuando decidieron esposarlo.
Mientras uno de ellos se quedaba custodiando a Juárez, el otro salía disparado hacia el hospital del pueblo en busca de un médico de turno y, desde allí, fueron hacia el domicilio que les había marcado el hombre: una sencilla vivienda de calles Misiones y San Luis, donde vivía Arif Omar, un vecino de 95 años.
En la cocina se encontraba ya sin vida la mujer que cuidaba al dueño de casa. “Estaba tendida boca arriba, con un pañuelo al cuello ensangrentado”, relató ayer el policía Gambone.
No fue el único que habló frente al tribunal. Antes, el propio acusado aceptó dar su versión de los hechos. Lo hizo con la condición de que no respondería preguntas.
Empezó su alocución en voz apenas audible y el juez Andruet tuvo que pedirle que se pusiera de pie y alzara el tono para que pudieran oírlo los jurados ubicados al fondo del estrado.
Lo que Juárez contó fue que había trabado una efímera relación con Analía Gómez. Dio a entender que fue ella la que le pidió que vivieran juntos y dijo que sólo llegaron a compartir un techo durante tres días.
“Ella me pedía plata para poder vestir a sus hijos y darles de comer, y yo la ayudaba”, contó.
A diferencia de la acusación que formuló el fiscal de instrucción de La Carlota, Daniel Vaudagna, Juárez dijo que la tarde del crimen fue Gómez quien lo llamó para que conversaran, con la intención de retomar la relación. Agregó que se generó una discusión y ambos empezaron a forcejear por un cuchillo que él llevaba siempre consigo cuando iba a comer asados.
Dijo que no se dio cuenta cómo hirió a la mujer hasta quitarle la vida.
El fiscal Vaudagna sostuvo en la investigación que Juárez ya había ejercido maltrato contra la mujer y ese fue el motivo de la separación de la pareja, y remarcó que la tarde del crimen el sexagenario se presentó nublado por los celos y en un ataque de furia. “Si no sos para mí, no sos para nadie”, era la frase con la que solía amedrentarla, sostuvo.
Tal como está planteado el caso, la clave del juicio es determinar si a Juárez le corresponden los agravantes del homicidio por el vínculo y por mediar un factor de género (lo que comúnmente se conoce como femicidio).
No es un dato menor. Si se confirman los agravantes, la única pena posible será la prisión perpetua.
¿Se sabrá hoy? Si no surge algún pedido en contrario de la fiscalía o de la defensa, sí. Finalizada la ronda de testigos, alegarán y, por la tarde, darán el veredicto.
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