El padre Ángel recorrió 150 kilómetros en bici para llegar hasta la Parroquia Nuestra Señora de la Merced
El padre Ángel Ciappino partió el miércoles muy temprano de Coronel Moldes. Dejó la ciudad después de dos años de llevar allí una intensa actividad pastoral. En bicicleta y con unas pocas pertenencias en su mochila, partió rumbo a La Carlota, su nuevo destino tal lo dispuesto por el Obispado de Río Cuarto.
Fueron más de 150 kilómetros pedaleando, en una jornada de mucho calor como la de ayer, y recorriendo la ruta E-86, en su tramo desde Coronel Moldes hasta cruce con ruta nacional 35, y luego retomar desde cruce de Malena hasta llegar a la provincial 4 y seguir su recorrido hasta La Carlota.
Solo, el joven sacerdote hizo unas paradas en el camino para proveerse de agua.
En diálogo con Puntal contó el porqué de esta decisión, de embarcarse en una travesía en bicicleta. Aunque practica deportes y en Moldes fue parte de varias maratones, en esta oportunidad la meta u objetivo era otro.
Coincidió su viaje con la celebración del “miércoles de cenizas”. El padre Ángel señala: “La idea fue ofrecerle a Dios este mi sacrificio, mis energías para este nuevo destino y confío en vos. De darme y brindarme hasta el límite. Es el deseo de dejarlo todo. Así como lo dejé hoy en la bicicleteada”.
Ángel partió de Coronel Moldes a primera hora de la mañana de ayer. El primer recorrido en bicicleta fue hasta la intersección con ruta 35. “Teniendo en cuenta que este camino es muy complicado, Jorge (Pirú) Ferrario, me llevó en vehículo hasta el cruce con Malena. Y allí seguí solo. Pasé por Adelia María a recargar agua. Golpeé en la casa de una familia, y seguí camino”, relató el joven sacerdote.
“Fue también confiar en la providencia, y que en el camino alguien me pudiera dar una manito si lo necesitaba. Así ocurrió en el último tramo, cuando ya no pude más y una persona gentilmente me llevó”, agregó.
Y reflexionó que todos esos gestos de quienes se cruzaron en el camino, desde la persona que le dio agua en un pueblo hasta quien lo asistió en el último tramo, fue para él una enseñanza. “Fue confiar en los otros, y que siempre hay un hermano dispuesto a no dejar que te quedes en el camino. Fue una experiencia muy linda, humana, espiritual”.
“El deporte es un lenguaje”
Admitió el joven religioso que dio todo su esfuerzo, pero en los últimos 15 kilómetros antes de llegar a La Carlota, su cuerpo ya no pudo más. “Realmente no daba más, me había quedado sin agua, el calor. Habré pedaleado más de 150 kilómetros, nunca había hecho algo así en mi vida. Pero la idea más que llegar técnicamente era el ofrecer el sacrificio y esfuerzo”.
Para el religioso, el deporte es un lenguaje. “Ponernos al límite como me enfrenté yo, es también una manera de aprender en la vida. A ver qué hacés ante una situación límite, cómo te la rebuscás, cómo la seguís luchando”.
Alrededor de las 15 horas llegó a su destino, la parroquia de La Carlota. Allí lo esperaban el sacerdote local y algunos jóvenes de la ciudad. Y un gran cartel en la puerta que decía “Bienvenido Padre Ángel”.
Despedida de Moldes
El joven sacerdote es oriundo de Santiago del Estero y llegó a Coronel Moldes hace dos años. En octubre del año pasado se consagró sacerdote en una ceremonia realizada en esta ciudad.
El pasado sábado, la comunidad religiosa moldense le realizó una emotiva despedida. Junto al padre Carlos Ricci, quien también se despide de esta ciudad para asistir en la parroquia de Canals, compartieron una cena con vecinos y celebraron estos años de trabajo y acompañamiento de los fieles.
El padre Ángel pudo compartir este momento además junto a su madre. quien llegó desde Santiago del Estero y lo acompañaba ayer en su nuevo hogar de La Carlota.
Anoche, en esta ciudad, el padre Ángel junto al párroco local celebraban la primera misa y fue el momento de la presentación oficial a la comunidad.
“Vengo a seguir con mi misión, a trabajar y acompañar a esta ciudad”, sostuvo el religioso.
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