Este italiano que llegó al país en 1982, que fue socio de Guillermo Patricio Kelly y que parecía una versión desmejorada de Marcello Mastroianni, decía haber entrevistado a personajes de la talla de Mao Tse Tung y Nikita Kruschev. Con dudosos fondos, encabezó un pretencioso proyecto periodístico que culminó con un supuesto secuestro que nadie creyó.
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