Rápido, ubicuo, fino, certero, letal, Harry Kane transita la cancha como desentendido de lo que pasa a su alrededor y de repente se encienden sus sensores y sus motores, pasa de 1 a 100, llega, lastima y se va.
Noticia Anterior

Thomas Müller: El sabio amigo de todos

Noticia Siguiente

Fiesta del Productor Agropecuario 2025