La noche y los gatos tienen milenios de antigüedad. Los pardos no, son más recientes, unos 500 años. Se los llamó así por su color marrón rojizo semejante al de la tierra, al del leopardo. El refrán conlleva un conformismo, y un alerta: si no tenemos toda la información a la vista, va a ser difícil que elijamos bien.
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